Rooms of Alexandra - Maple Room
English | Español | Français | RussianMost Fabulous Room in the Palace
Arriba: Lado derecho del aparador de arce y el sofá, fotografiados en la década de 1920. Se aprecia en el aparador la ausencia de los Huevos Fabergé de la Emperatriz. El retrato de Nicolás es de Georges Becker. El retrato al pastel de la Gran Duquesa María, arriba a la izquierda, fue pintado en 1903 por Frederich von Kaulbach. Debajo hay otro pastel de Kaulbach de Anastasia, realizado en el mismo año.
Ernst-Ludwig era un visitante frecuente en el Palacio Alejandro, y seguramente dió a su hermana bastantes consejos sobre decoración y cómo recibir invitados. Alejandra admiraba a su hermano y se parecía a él en temperamento y aficiones. Despues de su marido, él era probablemente su más íntimo amigo y confidente en el mundo. Ernst-Ludwig era uno de los pocos a los que escuchaba y de quien aceptaba consejos. Alejandra se mostraba abierta a las recomendaciones de Ernst, mientras que las de sus hermanas mayores eran acogidas con callada y molesta resistencia, ya que a menudo las consideraba condescendientes. Su hermana Isabel había encabezado las reformas en las habitaciones del Palacio de Invierno en 1894-95, y la Emperatriz siempre sintió que estas eran mas del estilo de su hermana que del suyo propio. Nicolás y Alejandra eligieron las telas y alfombras, pero la disposición y los estilos utilizados eran el resultado de las ideas y el trabajo conjunto de la propia Isabel con Roman Meltzer, el decoradorCuando Alejandra le dijo a Ernst en 1902 que ella y el Emperador planeaban aumentar sus dependencias en el Palacio Alejandro, y que ella y Meltzer querían diseñar un espacio en estilo Jugendstil este debió sentirse agradablemente impresionado y dispuesto a ayudar. Se planearon dos grandes habitaciones en la planta principal con más salas arriba para los niños. Una de las habitaciones sería un comfortable salón para la Emperatriz, y se denominó Salón de Arce, debido al generoso uso de madera de arce en toda la sala.
El Salón de Arce era un interior encantador, grande, espacioso, lleno de luz, y era probablemente el interior Art Nouveau más bello de Rusia. Las paredes estaban pintadas en un cálido tono rosa palo, embellecidas con alto y bajorrelieves de escayola en forma de enredaderas de rosas alemanas, del tipo repollo, que ascendían y se entrelazaban alrededor de un círculo de color verde pálido, en lo alto del techo. Alrededor de la sala un alto saliente inclinado a modo de cornisa escondía las lámparas eléctricas que arrojaban una suave luz reflejada en el blanco techo, uno de los primeros usos de lo que hoy en día es un modo común de iluminación y que era bastante osado en la época
Arriba: Detalle de la cornisa en relieve. Un trozo del cristal interior puede verse tras las molduras. La luz brillaba a través del cristal.
Las rosas repollo de las molduras se repetían minuciosa y exquisitamente talladas en madera, en un gran balcón de madera de arce que cruzaba la habitación de un lado a otro. La parte superior del balcón era curva y estaba encajado entre paneles de cristales emplomados. Lámparas de fino bronce con tulipas de vidrio colgaban de sus soportes como murciélagos. Una escalera de baranda sinuosamente modelada conducía, desde la esquina derecha, al balcón, el cual comunicaba con el Despacho Nuevo de Nicolás a través de un entresuelo sobre el corredor.
Izquierda: El diván de Alejandra bajo el balcón.
La madera de arce usada en la decoración de la sala era de una variedad especial que, se decía, requería que se sumergiese siete años en agua para trabajarla y darle las serpenteantes formas del Art Nouveau. Esta madera era la preferida de muchos artesanos del art nouveau. Su dura veta era un desafío para la talla, pero la madera adquiría, cuando se pulía, un profundo y sensual brillo, reluciendo en un oscuro tono dorado mate. Esta madera era también muy fuerte y soportes finos eran viables y duraderos. Grandes cantidades se usaron en la decoración y mobiliario de la sala y por supuesto le dió nombre a la misma.
Bajo el balcón había dos comfortables zonas de estar, separadas por una chimenea con azulejos de cerámica. La Emperaytriz tenía un diván modernista bajo el balcón, muy cerca de la ventana, justo detrás de grandes maceteros donde se colocaban fragantes flores en tiestos. En el lado opuesto, debajo del balcón, había una zona estar para sus hijos, donde podían trabajar y jugar mientras, al lado, la Emperatriz leía o hacía costura. Sobre los bancos había estantes para pequeños jarrones y otros objetos.
Alfombras de piel de oso se extendían sobre la gruesa y lujosa moqueta de castor verde-grisáceo, cosida en tiras. Las alfombras de piel de oso provenían de la antigua Sala de Música, que antaño ocupaba el espacio donde se construyeron el Salón de Arce y el Despacho Nuevo, y eran estupendos "juguetes" para los niños cuando eran pequeños.
Izquierda: El aparador de la esquina, en una foto de la década de 1930.
La pieza central de la habitación era un gran aparador de madera de arce en la esquina izquierda más cercana al Salón de Palisandro. En el diseño original este espacio estaba destinado a una estufa. Fue idea de Alejandra eliminar la estufa, que era inútil debido a la utilización entonces de calefacción central en esa parte del palacio, y participó en el diseño del aparador. En este lugar la Emperatriz guardaba muchos de sus famosos Huevos Fabergé. El aparador estaba bastante elevado y difícil de alcanzar, y por tanto era ideal para guardar objetos delicados. Se elevaba sobre un sofá de esquina curvo, tapizado con telas de Darmstadt, que era uno de los lugares favoritos para los tés familiares, y por detrás de los asientos había una amplia repisa donde se podían ver algunos de los objetos preferidos de la Emperatriz. Aquí, en un aparador de plata y cristal dispuesto de modo que la luz pasase a través de él, Alejandra tenía una colección de animales tallados en piedras duras. Junto al aparador había jarrones de flores, figuras de bronce y otros objetos pequeños.
Cada una de las habitaciones privadas de la Emperatriz tenía un lugar de especial valor familiar y sentimental para ella, donde colocaba cosas que poseían una importancia única y personal. Esta "santificación" de los espacios en sus habitaciones simbolizaba el papel primordial que la familia jugaba en su vida y la forma en que se esta se entrelazaba con su relación con Dios. A cada lado del aparador de arce la Emperatriz decidió colocar los cuadros favoritos de su familia. Había cuatro retratos al pastel de sus hijas y un temprano retrato de Nicolás en uniforme naval. Estos cuadros de las Grandes Duquesas eran del pintor de Munich, de moda en la época, Kaulbach. Siguieron a la familia al exilio en Siberia en 1917 y algunos volvieron al palacio despues del asesinato de los Romanov, y más tarde los vendió el Gobierno Soviético para financiar las campañas clandestinas de partidos comunistas e izquierdistas en el extranjero, durante los años treinta. Estos cuadros pasaron finalmente a través del comerciante de antigüedades A La Vieille Russie, en Nueva York, en los años cuarenta, y se desconoce su paradero actual.
El salón de Arce tenía muchas esculturas, entre ellas bustos sobre peanas de Alexey y Ernst-Ludwig, hermano de Alejandra; un busto de tamaño natural de Tatiana cuando era niña y trabajos en bronce de estilo Art Nouveau. Bronces de tema religioso representaban mujeres con velos o en actitud orante. Otras obras en bronce y mármol tienen temas diversos, signo de una colección sin planificar juntada a lo largo de los años mediante las preferencias personales y los viajes al extranjero. Había tambien otras obras de arte, fabulosos retratos al pastel de Kaulbach de la hermana de Alejandra, Isabel; y uno de Ernst-Ludwig de Adolph Meyer, realizado en 1906, así como acuarelas de los artistas rusos Elizabeta Bem y Solomko. Junto a ellos había láminas de obras románticas que gustaban a la Emperatriz, y que eran consideradas de "mal gusto" por sus numerosos críticos.
Derecha: El balcón de la Emperatriz
Las enormes ventanas de la habitación se cubrían con ricas telas de Darmstadt y visillos de delicado encaje. Una puerta en una de las ventanas llevaba al exterior, al famoso balcón de hierro de la Emperatriz, uno de los numerosos de que disponía el palacio. Este lo construyó Danini en 1895 como parte de la remodelación del palacio para la preparación como residencia de Nicolás y Alejandra. El balcón era un lugar preferido de Alejandra y su familia durante todo el año, incluso en invierno. La comida y el té se servían a menudo aquí en mesas con manojos de fragantes flores sobre finos manteles,con servicios de porcelana, plata y cristal. Menús escritos a mano en tarjetas impresas con el águila bicéfala Imperial se colocaban para cada comensal. Pesadas cortinas, decoradas con un diseño de grecas, colgaban entre las columnas del balcón para protegerlo del sol o el mal tiempo. Durante la Primera Guerra Mundial se instalaron luces eléctricas en el balcón para que la familia pudiera permanecer allí por la noche. Los muebles de mimbre usados a menudo en el balcón fueron realizados por los soldados heridos.
Bob Atchison
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