Rooms of Alexandra - Dressing Room
English | Español | Français | Deutsch | РусскийEl Vestidor daba al dormitorio Imperial. Cada mañana la Emperatriz se levantaba y encontraba su ropa, preparada por las doncellas, esperándola en esta habitación. Las doncellas tenían acceso privado a esta habitación a través de una escalera de madera de fresno desde su taller en el entresuelo, donde las ropas de la Emperatriz se guardaban y acondicionaban. La escalera conducía al baño, que daba al vestidor. Las Grandes Duquesas usaban esta escalera interna que llevaba de sus habitaciones, pasando por el entresuelo y un segundo baño para las doncellas, al cuarto de su madre.
Izquierda: Puerta del aseo y baño de Alejandra.
Alejandra seleccionaba la ropa de la semana por adelantado basándose en sus actividades, agenda y preferencias personales. Se entrevistaba con las doncellas y llevaba a cabo la selección. Cada día recibía un resumen escrito sobre lo que estaba previsto para el día siguiente y entonces daba instrucciones definitivas para su guardarropa. Algunas veces estaba indecisa sobre lo que quería ponerse y pedía que le preparasen varios conjuntos entre los que pudiera escoger.
Despues de bañarse ella misma se vestía. Cambiaba de ropa varias veces al día, vistiéndose de un modo más informal por la mañana, y luego para el almuerzo y el té, más elegante. Para cenar la Emperatriz se arreglaba de un modo regio, usando caros trajes de noche y magníficas joyas, incluso si cenaba a solas con Nicolás. Despues de la cena Nicolás volvía al trabajo y la pareja Imperial se reunía para el té de la noche, que se servía a menudo en el Despacho de Trabajo de Nicolás. Luego la Emperatriz se retiraba a sus habitaciones y se preparaba para acostarse. Su bata y su camisón la esperaban dispuestos en el vestidor.
Como un reloj, las ropas seleccionadas para el día aparecían en esta habitación en el momento apropiado. Se esperaba que las doncellas hicieran todo esto del modo más silencioso posible y sin retrasarse al horario. Cuando Alejandra entraba en su vestidor esparaba que las doncellas se hubieran ido y que todo estuviese listo tal y como se había indicado. En la pared de la derecha había colgado un teléfono para que hablase con las doncellas, en el piso de arriba, si había algún problema o necesitaba un complemento.
Como se ha dicho anteriormente una escalera de fresno llevaba del oscuro baño al piso de los niños. A medio camino entre los dos pisos había un entresuelo de techo bajo, que fue muy criticado en tiempos soviéticos por haber violado el código constructivo de Tsarskoe Selo.
Alejandra tenía dos doncellas a tiempo completo, Zanotti y Tudelberg. Zanotti era de familia italiana e inglesa, y Tudelberg alemana. Estas empleadas no llevaban el típico uniforme o toca de encaje que las diferenciase como doncellas. Cuando se les sugirió ponérselas se rebelaron, ya que ellas se consideraban "acompañantes de una dama" y no sirvientes. Sus responsabilidades eran considerables y se suponía que estaban a disposición la mayoría del tiempo. Vivían en el segundo piso en las habitaciones de enfrente de las Grandes Duquesas. Cada doncella tenía su propia asistenta. Zanotti y Tudelberg permanecieron solteras mientras estaban al servicio de la Emperatriz. Las dos guardaron un estricto silencio respecto a los asuntos de la familia y se mantuvieron aparte de los otros sirvientes y del público en general. Estas mujeres habían venido con Alejandra desde Alemania, hablaban inglés con ella y durante los 20 años que vivieron en Rusia no aprendieron apenas ruso. Esto las aislaba aún más del mundo exterior. El trabajo de las doncellas era exigente y duro ya que las ropas de la Emperatriz eran de la más alta calidad y a menudo tenían exquisitos encajes y vistosos adornos. Los trajes eran difíciles de mantener en perfecto estado y la mayoría requerían limpieza manual. El húmedo clima dejaba también su huella en las delicadas telas y los vestidos meticulosamente planchados.
Derecha: La chimenea del vestidor; encima de esta hay un gran retrato del padre de Alejandra, el Gran Duque de Hesse.
El equipamiento requerido para el mantenimiento de la ropa de la Emperatriz era extremadamente moderno. Las doncellas usaban planchas eléctricas y guardaban las pieles, delicados chales, guantes, trajes de noche y otras prendas en grandes armarios de roble protegidos cotra la humedad y las polillas. Se les facilitaba todo lo necesario para asegurar que Alejandra estuviese en todo momento impecable.
La ropa del Zar y la Zarina se limpiaba en la lavandería del Palacio Anichkov en San Petersburgo, y se amontonaban en cestas y bolsas especiales para transportarlas. La ropa de los niños se limpiaba en lavadoras eléctricas en la Lavandería Imperial de Tsarskoe Selo.
El vestidor tenía un mobiliario sencillo, pintado en color marfil y tapizado con chintz de algodón. El sillón de la fotografía de arriba tiene un cojín con un pez bordado por Alejandra o alguna de sus hijas. El suelo está cubierto por una elegante moqueta inglesa, y a la izquierda se ve la puerta del baño y el aseo de la Emperatriz. La habitación tenía una chimenea ya que era importante que esta sala se mantuviera caliente. En la pared de la derecha hay un termómetro con una alarma conectada a las calderas del sótano. Alejandra podía avisar al encargado allí si la sala estaba demasiado caliente o fría. Sobre la chimenea colgaban acuarelas de los bautismos de María y Anastasia, que eran las originales de las que provenían las populares láminas conmemorativas.
El vestidor, aseo, taller del entresuelo y baño se construyeron en 1895 a partir de una única habitación. Despues de la guerra estas salas fueron salvajemente destruidas por los soviéticos. En el proceso de su destrucción un hermoso fresco neoclásico fue descubierto y restaurado por el célebre restaurador soviético Treskin, que también trabajó en el Palacio de Pavlovsk.
Bob Atchison
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